Personalmente, participo de la Semana Santa de Totana desde hace ya más de 4 décadas: procesionando, ostentando cargos de responsabilidad dentro de la junta directiva de mi Hermandad “Jesús en el Calvario y la Santa Cena”, colaborando activamente en proyectos nazarenos, en los distintos eventos que se organizan en torno a nuestra Semana Santa, etc.
Me gustaría compartir con el mundo nazareno de Totana la experiencia que he vivido en relación a una iniciativa que desarrollé meses atrás, con el propósito de participar como articulista en la revista que editan anualmente las Hermandades y cofradías de nuestra ciudad “Nuestra Revista de Semana Santa”.
Como comentaba, este año me pareció oportuno participar en dicha revista con el artículo que adjunto, el cual fue entregado a través del presidente de mi hermandad a la vocalía de publicaciones del Cabildo. Al cabo de unos días, éste me comunicó que los encargados de la edición de la revista le habían sentenciado que dicho artículo contenía alguna frase “inadecuada” que habría que cambiar, lo cual acepté sin problemas. Pero cuál fue mi sorpresa a los pocos días, cuando me comunicaron a través del presidente de mi Hermandad, que no iban a publicar mi escrito.
Muy indignada, llamé al encargado de edición de la revista y me dijo que esa decisión no había sido suya, sino del Cabildo de procesiones, puesto que todos los integrantes habían coincidido en rechazar mi carta, sin dar ninguna explicación al respecto.
Me parece vergonzoso que se me niegue participar en una edición anual nazarena que tengo como propia, que se financia en gran medida con las cuotas de todos los hermanos de las Cofradías, con dinero público municipal. Una publicación donde aparecen, entre otros, artículos de opinión, como es el caso de mi escrito.
Igualmente me parece un signo de debilidad que los integrantes del Cabildo no sean capaces de admitir y aceptar una pequeña crítica constructiva por parte de una nazarena. No estoy de acuerdo con que todo lo que se publique en la revista de la Semana Santa tenga que ser de color de rosa, cargado de alabanzas y halagos hacia la misma, puesto que de todos es sabido que la Semana Santa totanera siempre se ve envuelta en polémica y desencuentros por varios motivos que no vienen al caso. Me gustaría hacerles saber a los miembros del Cabildo, que la Semana Santa no les pertenece, y que no les vendría mal un poco más de tolerancia.
RAIMUNDA CANO CAYUELA
SEMANA SANTA TOTANERA
Sí amigos, ha llegado nuestra Semana Santa, la que vivimos, sentimos, nos hace salir a la calle cuando oímos pasar las distintas bandas tocando sus tambores y trompetas, llevando tras ellos un séquito de familiares y amigos que los acompañan a las sedes de las hermandades, donde directivos y personal afín tienen un enorme trabajo, reuniones, ensayos, arreglos de imágenes y tronos…, y todo eso con mucho entusiasmo y energía, esperando y deseando que todo salga bien durante las procesiones. Esto de lo que hablo pertenece a la logística de la Semana Santa, lo que no todo el mundo ve.
Nuestra Semana Santa debería ser una de las más respetuosas e importantes de la Región de Murcia, pero no alcanza ese grado puesto que las avenidas y calles principales del pueblo se llenan de barras de bares llenos de nazarenos, lo cual da una imagen muy poco seria de la Semana Santa. Cada año viene más gente de fuera a “colocarse” nuestra túnica para vivir la Semana Santa como una fiesta similar al carnaval, sin intención de participar formalmente de la misma, ya sea procesionando con cualquiera de nuestras hermandades, o apreciando la solemnidad y belleza de las procesiones.
Por su parte, desde la directiva, todos los presidentes de las distintas hermandades se preparan para llevar a cabo esta tarea tan importante y necesaria que es sacar adelante nuestra Semana Santa. Desde aquí, quisiera enviar un mensaje a esos presidentes que tanto se esfuerzan, y es que ellos están ejerciendo esa presidencia para trabajar por y para la hermandad a la que representan, pero nunca para interferir en otras instituciones legales y perfectamente legitimadas, que nada tienen que ver con la Semana Santa. Incluso si así fuera, no deben oponerse a las mismas, pues nadie posee una verdad absoluta ni la exclusividad; y la intolerancia no está justificada nunca, menos aún cuando se habla de un tema en el que todos deberíamos aunar esfuerzos y colaborar codo con codo por seguir trabajando en algo tan grande, que tanto queremos y que nos une, como es la Semana Santa totanera.
Desde mi posición, animo a todo el mundo a aportar su esfuerzo y dedicación para que nuestras procesiones salgan a las calles repletas de nazarenos participando de las mismas, sintiéndose orgullosos de su Semana Santa.